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Ricardo "el Mono" Cohen, en idioma redondo Rocambole. El autor de cada una de las tapas de los discos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (menos En Directo). Rocambole es parte de Los Redondos, y es una de esas chispas que no pueden faltar en la banda, un increible artista plastico, y un tipo sencillo y copado, de esos que valen la pena.  "Siempre consideré que el peor ilustrador es aquel cuyo trabajo toma más valor que la obra para la que trabaja.

Una nota a Rocambole en la que habla de su carrera en Los Redondos, de su vida, de todo.                                      

 "Cuando me piden una suerte de biografía, me defino como dibujante. Siempre me he ganado la vida con un lápiz, o un pincel, en la mano. Ya sea enseñando o pintando carteles".

 

O sea, puede haber un Rocambole en algún lugar anónimo de la ciudad... Debe haber por todas partes.

¿Está tu calesita todavía?
Sí, pero no voy a decir dónde queda... .

Rocambole elige definirse como un artista entre comillas: "Prefiero definirme como dibujante de la misma manera que un zapatero se define como zapatero: como un trabajador de las imágenes. O sea, yo me gano la vida con eso y trato de hacerlo lo mejor posible y, en muchos casos, de expresar sueños y mundos interiores. Pero es muy fuerte mi vinculación a esto por motivos de supervivencia. Por eso tomo cierta distancia del arte rimbombante, con mayúsculas, porque no me gusta que el arte se transforme en un objeto valioso que forme parte del mecanismo capitalista".

Y en su visión del arte, las remeras ocupan un lugar preferencial: "Yo prefiero una remera bien hecha a un cuadro colgado en una galería que el día de la inauguración van los amigos del pintor y después no va nadie más. Volviendo a Los Redondos, para mí el fenómeno se produce cuando está el público y están ellos tocando. Ahí está el fenómeno. La misa. Yo no vendo mis cuadros. No me gustaría pensar que uno de mis cuadros va a estar colgado en la casa de alguien y que lo vea ese tipo y sus amigos. Prefiero tener mis obras yo, y llevarlas cuando me invitan a exponer. Igual, he regalado bastantes".

Decíamos que Rocambole es el artista cuya obra figura en más remeras. "He buscado una forma alternativa de exponer mis obras. No estoy dentro del circuito de las galerías de arte, así que utilizo otro canal. Nunca imaginé que iba a pasar esto con mi obra. Nadie se imaginaba el fenómeno de la magnitud como ha sido dado. Todo empezó como propuesta de hacer un poco de arte, nomás. Nomás, digo, nada menos. Todo eso, de repente, se transformó en un fenómeno que es inabarcable, para mí, para Skay, para el Indio, para la Negra Poly, y para todos los participantes del fenómeno. Es como que nosotros somos un epifenómeno del fenómeno".

De la reproducción de remeras no ves un mango, ¿o sí?
No, pero no me importa. Yo en mis tiempos de estampador de remeras, esto fue hace bastante, me copiaba todo lo que funcionaba. Hacía, por ejemplo, remeras de Yes y otras bandas. Entonces ahora me toca a mí pagar mi parte...

Es el único caso de un artista que haya hecho todas las tapas de la carrera de una banda. En término de diseño, sos el responsable de la imagen corporativa de Los Redondos...
Puede decirse eso. Pero lo que pasa es que esto es parte de otras cuestiones.

A lo largo de la charla, Rocambole nos contó varias anécdotas de su profesión docente. Y siente que su vinculación con Los Redondos le ha permitido un mejor acercamiento con sus alumnos del secundario. "De alguna manera, que los pibes reconozcan mi obra me reconforta, porque sigo haciendo docencia. De alguna manera, hacer entrar en la plástica a un grupo que, por ahí, ha sido descuidado. Muchos amigos míos que son pintores de galería me dicen: 'Vos lo que hiciste fue aprovechar un público que nosotros desaprovechamos'. O sea, dentro de algunos años. Muchos de esos pibes, a lo mejor, estarán establecidos y hasta alguno tendrá dinero. Y te van a comprar las obras.(risas).

"Como antiguamente, las cosas son de proceso colectivo", afirma Rocambole. Y ese proceso implica tanto las canciones como las letras y las músicas. "Al principio, en la época de Oktubre yo por ahí estaba en un asado, en una guitarreada donde estaban todos. Y por ahí Skay tenía un riff y lo mostraba con la guitarra criolla, el Indio tenía una letra y me lo mostraba, todos charlaban, todos opinaban. ¿Qué te parece esto? Con esto vamos a hacer un disco y hay que ir pensando qué se puede hacer. Cuando el disco estaba más definido, llegaba el momento de hacer una reunión seria: basta de asado, basta de empanadas, basta de todo".

"El tipito de Oktubre" se ha transformado en un ícono ricotero. Rocambole cuenta que "era uno de los dibujos que quería que desapareciera, porque no me gustaba. Y se hizo solo, también. Es el menos elaborado de los trabajos que hice, porque surgió de un día para el otro. Yo llegué a la casa de Skay y me dijeron 'Vamos, rápido, que tenemos que llevar un aviso al diario ya...'. Y les digo 'No, te lo traigo mañana'. Y me dicen que había que llevarlo ya. Entonces fui a comprar un marcador y lo hice así como salió. Rellené todo y se lo llevaron. Y si me lo dejaban arreglar, quizás no hubiera sido tan popular. Es más imagen de Oktubre que la mismísima tapa".

Oktubre es la tapa que más conformó al maestro ¿Por qué? Simple: "Me parece que un buen diseño es aquel que con un mínimo de elementos produce lo máximo. Tenía que ser a pocos colores (tiene gris, rojo, negro y el fondo del papel, que es blanco) tenía que ser una cosa fácil de imprimir en serigrafía. El concepto es el homenaje a todas las revoluciones, banderas. Me fijé en todas las estéticas que puedan tener eso, y la que más me convenía tenía que ver con las vanguardias rusas. Por lo menos, tenía que tener ese aspecto como de estampado filográfico. Me pareció que en el logotipo tenía que haber algo soviético. Le di vuelta una letra y quedó con el alfabeto parecido al cirílico".

Para Rocambole, quedaba claro que con su último disco Los Redondos estaban cruzando una barrera entre el pasado y el futuro. Y de alguna manera había que evidenciarlo: "Me pareció que las perspectivas futuras del diseño gráfico van a estar dentro de las imágenes que hoy aparecen en el videogame. El desarrollo que ha tenido toda esa gráfica es impresionante. Hace muy pocos años, los objetos que se movían en los videogames eran absolutamente planos y cuadraditos. El Pacman, cuando incorporó una formita redonda, fue un triunfo. Hoy en día, las perspectivas y las cosas que hay son extraordinarias".

La propuesta histórica, a lo largo de las tapas de Los Redondos, fue utilizar una estética diferente. "Ahora habría que hacer algo minimalista, con tierra y con un poco de arpillera. O una cosa con pasta: una tapa hecha con una empanada... Ya saldrá", dice el maestro.

¿Quién fue el verdadero Rocambole?
Rocambole es un apodo que surgió por un folletín del siglo pasado, Las hazañas de Rocambole, que relataba las aventuras de un ladrón, un tipo muy malo que después se vuelve bueno. En El Juguete Rabioso, la novela de Roberto Arlt, hay un personaje, Astier, que leía los cuarenta tomos de Rocamboles.
"Mi viejo tenía esos cuarenta tomos- relata el Rocambole actual, el dibujante- , y yo los leía cuando era chico. Una vuelta que puse un taller de estampado, donde hacía las remeras con estampados que les copiaba a los grandes diseñadores, usé Rocambole como marca. Y me dio suerte, así que después la usé para hacer ilustraciones. Yo quería separar el arte serio del arte popular. Dije: 'Cuando hago historietas o ilustraciones, firmo Rocambole'. Y resulta que Rocambole se hizo más famoso que yo. Y lo dejé ahí. No puedo luchar contra Rocambole.

 


Además de ser el bajista de Los Redondos, Daniel "Semilla" Bucciarelli es artista plástico. Aportó con Rocambole para Lobo Suelto-Cordero Atado, y actualmente, alejado de los escenarios por el momento, expone sus obras en distintos lugares de la ciudad. Después de 23 años a pura ricota, tal vez ahora con sus obras repartidas por Buenos Aires, Semilla podrá finalmente dedicarse a brillar.  Se lo merece después de mas de dos décadas en los Redondos.

 


Arte Semilla

MIS DIBUJOS NUNCA TERMINAN
SEMILLA BUCCIARELLI Y SU MUESTRA "CURIOSIDADES DIVERSAS"

El ex bajista de Los Redondos inaugura hoy una exposición en el C. C. Recoleta con dibujos en tinta y digitales, collages y animaciones. “Esto es una especie de fin de ciclo”, dice.

Semilla suele hacer performances de dibujo en vivo con bandas, y animó la película The Planet. La muestra se llama Curiosidades diversas y estará abierta al público desde mañana en el C. C. Recoleta. Pero según cuenta su creador Semilla Bucciarelli, ex bajista de Los Redondos, alguien le puso entre paréntesis “(fin)” a la gacetilla que anda por Internet. Y se sabe que el fin de algo siempre es el comienzo de otra cosa. Semilla tiene una larga carrera como artista plástico, a la que puede dedicarse full time ahora, cuando la vida lo dejó sin la mítica banda donde estuvo 23 años. Semilla tiene algunos karmas acentuados con el paso del tiempo: nunca pudo disfrutar de ser parte del corazón de las decisiones que tomaban el Indio Solari y Skay. Como artista plástico, fue de algún modo opacado por Rocambole, el factótum de la banda en cuestiones gráficas. Y no puede desprenderse del lastre de ex Redondo. Tal vez ahora, con sus obras repartidas por Buenos Aires, Semilla podrá finalmente dedicarse a brillar.

Sus trabajos parecen encaminados a convertirse en dibujos animados.
Sí, dibujé para la película The Planet con Fernando Kabusacki. Yo trabajo en una paleta digital, y filmaron el monitor mientras dibujaba, las animaciones eran la creación de mis dibujos en tiempo real. También hice performances para 2Saxos2, animaciones en plastilina... me gusta hacer animaciones para mezclar la música con el dibujo. Ahora estoy haciendo cosas en Flash, bajo películas porno y sumo capas de dibujo. Estoy por subir todo a la web, en semillabucciarelli.com.ar.

¿Nunca hizo historietas?
Me aburre un poco repetir los dibujos. Pero lo mío es una mezcla de todo. Al no tener una formación académica, es una mezcla de pop con surrealismo, con abstracciones de los personajes, me llama mucho la atención las frases que dejan en los cuadernos en las exposiciones. Mucha gente pide el título y la fecha, pero creo que lo que me pega más es el arte en el cuerpo. Porque mis dibujos no terminan nunca... mientras los tenga en mi casa les sigo agregando cosas.

Eso no pasa con la música.
Pero tiene que ver con la personalidad. En The Cure decían que hacían una sola canción durante su carrera, a la que fueron agregando cosas.

¿Cuándo empezó a dibujar?
En la primaria me iba mal con la plástica. Era horrible en el secundario. Pero eso es porque no despiertan la creatividad, la enseñanza es así. Te cortan la imaginación. Por eso no entré en Bellas Artes. Yo tenía un amigo, Vilé, que era el hijo de Lola Frexas, una pintora famosa. Con Vilé hacíamos historietas. Un día hicimos un cuadro, y con él empecé a tocar. Fue en los ’70, pero no me dedicaba a nada en particular. Estaba en el boludeo, era plomo... estaba por conectar con el mundo Redondos.

Por cierto, mucho más glamoroso...
Pero nunca participé del snobismo, no iba a fiestas, estaba encerrado en mi casa. Vilé dibujaba muy bien, hacíamos historietas para vendérselas a los vecinos de Floresta, que siempre fue un barrio muy musical. Ahí tocaba en una banda que se llamaba Carolina, en La Estrella. Tocaba desde los ’80, aunque con Los Redondos contacté en el ’82.

Lo suyo parece ser el collage, ¿eso pasa con su música?
Desde la pintura, no sé bien lo que voy a hacer más adelante. Me puse a hacer tatuajes, aprendí a hacer masaje chino. Creo que esta muestra es un trabajo de veinte años, un fin de círculo. Finalizo un ciclo, musical y a nivel plástico. Me gustaría tener una banda donde los músicos toquen varios instrumentos, que los temas salgan de improvisaciones, laburar con la computadora. Yo hago collages, laburo con los aerógrafos. La idea es rotar en Recoleta, la Quinta Trabuco, Universidad de Lanús y la de La Matanza.

Va a estar de gira.
Me parece bueno cumplir un ciclo, iremos rotando, haciendo inauguraciones. Acá están alucinados con la cantidad de gente “rockera”que puede venir. Hay entradas limitadas, tienen miedo de que venga una horda, pero los pibes siempre se comportaron bien en las muestras. Yo camino por los bordes, no estoy en ningún lado. No curtí el ambiente.

¿Piensa que su arte es una manera de “abrir puertas” para quienes lo siguen desde el palo rockero?
Seguro, así como yo tenía mis influencias. El asunto de la plástica en el rock tiene que ver también con el formato CD. Al disco se le daba más bola, ahora eso cambió. Son otras medidas. Vengo de una época donde uno se dedicaba a curiosear musicalmente, las bandas trataban de diferenciarse. Ahora parece que todos quieren hacer lo mismo. Me inspiraban Miró, Picasso, Kandinsky, el pop de Warhol. Con Los Redondos no pude hacer mucho porque todo recaía en Rocambole, el video de Masacre en el Puticlub fue suyo. Hice la gráfica de Lobo suelto, Cordero atado, pero nunca terminaba, entonces vinieron un día a mi casa y se llevaron todo. Rocambole terminó la edición.

¿Cómo convive con el ambiente de artes plásticas?
Hicimos una muestra en Mendoza y apareció un pintor que dijo que era una porquería y puso: “Imaginate si Carlos Alonso se pusiera a cantar”. Hay muchas agresiones del mundo de la plástica, y también reconocimiento. Hay cierta envidia porque no aceptan que venga de otro palo.

¿Qué piensa de la tragedia de Cromañón?
Podría haberle pasado a cualquiera, pero le tocó al que le tenía que tocar. Eso sucedió porque hubo cosas que jamás se cuidaron. Los responsables somos todos. Es que se habla poco sobre lo que pasa tras la música. No se habla de las cuestiones económicas, pero es complicado hablar. Lo cierto es que ahora lo under va a tener serios problemas, a quienes están dando las nuevas medidas, quienes están organizando todo, les importa tres carajos lo que pueda suceder. A un shopping de Liniers se le cayó un techo después de haber sido habilitado.

Los Redondos también vivieron un crecimiento exponencial.
Desde que empezamos a tocar, siempre hubo cada vez más gente. Hay veces que no se puede manejar el fenómeno. Alguna vez, aun cuando recién empezábamos, tratamos de hacer ciclos para que la gente fuera en cuotas, pero iban todos, todos los días. Hay una cuestión cultural, pero eso no tiene tanto que ver con los músicos, es difícil medir la responsabilidad, porque cuando estás por salir a tocar, cuando estás arriba del escenario estás con la cabeza en otra cosa.

¿Hay cosas que todavía no se dicen?
Está lleno de cosas que no se dicen. Nosotros dejamos de tocar, y tocábamos una vez al año. Cada vez que volvíamos había más gente. Fue una pelota que creció, y eso afectó al funcionamiento. No se podía tocar, nos la pasábamos ensayando todo el tiempo. A mí me hubiese gustado tocar más y ensayar menos, pero la movida se volvió inmanejable y como no salíamos al exterior, nos dedicábamos a ensayar. Me hubiese gustado salir afuera, pero habría que preguntarles a los muchachos por qué no lo hicimos. Lo que hay que decir es que detrás del mundo del rock hay gente que está pensando en el negocio. Esos deberían hablar más.